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Sombra como alma, sombra como algo que ocultar por vergonzoso o dañino; sombra como aquellos rasgos que reprimimos de nosotros mismos y que mandamos directos a ese desván llamado inconsciente. Sombra que por ser sombra aparece acompañada de fracciones de luz y que juega un papel muy importante en este habitar la tierra. Según Virginia Gawel la sombra es sombra en tanto en cuanto no la reconozcamos como nuestra. Por este motivo es importante trabajar e integrar esos aspectos que nos pesan y que nos diluyen. Y gracias a ese buen hacer, a esa integración se consigue sacar a flote lo enmascarado, lo que no tiene nombre. En palabras de Carl Jung, “lo que niegas, te somete; lo que aceptas te transforma”. Es éste el artefacto, el de la integración de la sombra, del que me he servido para narrar una serie de situaciones que vienen a coincidir en que todas ellas describen el lugar, hacen eco de cómo funcionan los inconscientes colectivos de cada uno de esos espacios.

Acacias. Frontón de Pirámides.

Voy de camino a la estación de Pirámides cuando de repente miro a mi derecha y me encuentro con un muro limpio, pidiendo a gritos que alguien ponga su mano encima. Y seguidamente oigo sonidos que se parecen al de una raqueta y una pelota. Lanzo mi mirada más allá de ese muro y me encuentro con un paisaje de unos repintes verdes impresionantes. Me acerco y me doy cuenta de que el aspecto granulado que tiene la pared es de las marcas que deja la pelota cuando choca contra ella. Pienso en el puntillismo. Me quedo completamente maravillada al pensar en que estoy viendo una pintura viva, como si la pelota fuera el pincel.

Vallecas. Cervecería Franvia.

Después de una charla con David Bestué pienso en Vallecas. Cojo el cercanías y me bajo en Vallecas Renfe. Camino hacia la plaza de Juan Malasaña. Entro en una tienda de segunda mano. Me pruebo una chaqueta y le pregunto a la dependienta qué bar me recomienda para tomar una cerveza. Algún bar típico de la zona. Con gente de esa que habla a gritos y con un sonido a Nestea y a cucharillas que chocan con tazas y platos. Me dirijo hacia la Cervecería Franvia. Pido una cerveza y a mi lado se sientan una mujer y un hombre. Miro hacia lo que tengo a mi espalda y veo cómo la pegatina que hay en el cristal, ‘Botellín Mahou’, se proyecta en la mesa en la que se encuentra sentado un hombre. Le pregunto si puedo grabar la sombra que hay en su mesa.

Salgo de ahí y me dirijo hacia el metro Congosto. Durante el paseo me topo con una sombra de un árbol proyectada sobre una tela que cubre una atracción de feria. Me parece que la tela tiene un amarillo precioso. Lo grabo. Observo y no es el árbol el que se mueve, sino el viento sobre la tela el que provoca tal movimiento.

Lavapies. C/ de Mira el Sol

Hoy es domingo. Día de Rastro. Va a ser imposible encontrar una mesa en cualquiera de las terrazas que tengan posibilidad de sol. Hace sol y nubes, pero cuando el sol pega, pega bien. Llego a la calle Ribera de Curtidores y decido caminar hacia alguna de las calles paralelas. Me paro en Mira el Sol y me encuentro con una fachada de ladrillos inmensa y con una luz preciosa. Está nublado, pero en seguida esa nube se aparta y poco a poco se dibuja una estructura similar a la de una grúa. Ya tengo mi testimonio de este lugar. Existe un diálogo entre la imagen y lo que empieza a gestarse en este barrio. Gentrificación.

Calle Nuestra señora de Montserrat

Calle Turquesa

Pozuelo de Alarcón. C/Turquesa y C/Nuestra señora de Montserrat

Aterrizo en Calle de los Trenes, la zona más industrial, al otro lado de la estación de tren, donde se encuentran varias excavadoras retirando escombros de algo que fue y que ahora quiere ser vivienda. Comienzo por ahí, por aquello de cómo esta ciudad dormitorio quiere hacerse más dormitorio aún y ya de paso cambiar la imagen urbanística. No consigo encontrar nada más allá de planos atractivos desde el punto de vista compositivo. No encuentro narración. No hay diálogo. Camino hacia una zona completamente diferente a ésta pasando por calles estrechas y fachadas con pequeños ventanales y ropa tendida. Llego hasta la Avenida de Europa y pienso en las rotondas. En Pozuelo hay rotondas por todas partes: lugares de circulación rotatoria desde los cuales eliges uno o varios sentidos. Suelen ser más de dos los sentidos que posibilitan las rotondas.

Camino y me encuentro con una cantidad indiscriminada de banderas de España colgando de las ventanas, terrazas, fachadas… y cae la noche. Miro hacia el asfalto y me encuentro con mi sombra sobre un soporte que tira hacia los naranjas. No se oye nada. Pozuelo, en noviembre y a las 20.00, trasciende eso que se dice de ella: ciudad dormitorio, ciudad dormitorio… ciudad fantasma. Pasan un par de días y sigo pensando en cómo dar con sombras en las rotondas. No encuentro el momento. El lugar tampoco se me presenta. Echo un ojo a la fachada del vecino y qué sombra tan interesante la que provoca su árbol contra su pared de ladrillo. Decido poner la cámara a grabar durante dos horas. Me bajo a comer. Vuelvo y me encuentro con cómo la sombra se ha hecho con el papel protagonista de la historia.

El proyecto Distrito sombra comenzó motivado por la necesidad de retratar lo que no es tan obvio, eso que no se dice pero está. He centrado el foco de atención en la Comunidad de Madrid y sus distritos. He querido que Distrito sombra se preocupe de narrar quiénes somos y cómo son los lugares que habitamos. Unos espacios habitados por una memoria que debido a lo acontecido son como son. Ese ser, ese comportarse de un lugar es lo que me ha interesado desde un principio, además de ir tras la imagen que a nivel formal me resultara atractiva, interesante. Mi investigación ha tratado de reunir y visibilizar unos espacios por sus particularidades, tanto a nivel formal como centrando la atención sobre aquellos que habitan dichos espacios, sus voces, lo que tienen que decir. Otra cuestión que me asaltó cuando planteé este proyecto fue el de si las sombras de unos serían iguales a las de los otros, de esta manera cabría preguntarse si existen sombras mejores o peores según el lugar en el que estás o si hay sombras de ricos y de pobres o si las sombras de los objetos de esos lugares también cuentan cosas. Me he encontrado con que, efectivamente, las sombras cuentan más de nosotros y de las cosas que nos rodean de lo que imaginamos. Distrito Sombra es un ensayo audiovisual que ha sido construido en base a una perspectiva documental sin dejar de lado un pequeño enfoque experimental, ya que por un lado he tratado de agarrarme a una objetividad y por el otro servirme de conceptos como son la composición, el color o la manipulación del tiempo para trascender de algún modo lo filmado y acercarlo a una dimensión de índole artística.

*Para ver la película pincha en el siguiente link:

https://www.youtube.com/watch?v=nDYUSQkFIUo

(País: España. Año: 2018. Duración: 15’20''. Formato: 1080x1920. Código de color: color)

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